"Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados" - Santiago 5:15

"And the prayer offered in faith will make the sick person well; the Lord will raise them up. If they have sinned, they will be forgiven" - James 5:15



sábado, 3 de marzo de 2018

La Gracia de Dios ha sido asombrosa en mi vida...

Luego de una complicación resultante de mi enfermedad renal que me tomó dos semanas de hospitalización debido a una peritonitis que para quienes somos enfermos renales suele ser un evento riesgoso sino se atiende oportunamente que en función a su severidad puede implicar una cirugía delicada, por la bendita misericordia de Dios, me encuentro de regreso luego de haber salido de mi encierro (característica muy propia del IMSS, camas duras que terminan siendo una tortura para la espalda, enfermeras que suelen ser poco amistosas con el paciente -aunque no todas ciertamente-, médicos a los que suele ganarles el ego y sentirse "dioses" -me tocó ver varios-, falta de material básico de curación que obliga a las enfermeras a improvisar, etc).

Nosotros seres humanos somos tan peculiares que casi nunca (¿Nunca?) nos detenemos a pensar que la enfermedad (sea cual esta sea) existe, que está ahí acosándonos para caernos encima en cualquier momento y cuando esto sucede, casi siempre (¿Siempre?), olvidamos que tiene consecuencias no deseadas: el enojo por el encierro en el hospital (sobre todo si es prolongado), del enojo por los piquetes con agujas que nos hacen para tomarnos muestras de sangre, del enojo por los piquetes con agujas que son necesarios para la aplicación de tratamientos intravenosos, del enojo por la "comida" infame que no sabe a nada y del enojo por el dolor físico y la tensión nerviosa que todo este "coctel" de molestias físicas y mentales nos ocasiona.

Personalmente, sentí que el paso de estas dos semanas de hospitalización fue así, difícil y doloroso ante la cantidad de piquetes que me hicieron al punto de que casi pareció "tortura" pero a la vez, por segunda ocasión, aunque el cansancio físico y mental producto de mi encierro fue mucho  (y del que sigo recuperándome), la bendita misericordia de Dios volvió a hacerse presente en este periodo de tiempo gracias a la terca insistencia de mi hermana de entregarle al Señor mi plegaria para tener fuerza física, mental y paz a pesar de mi miedo (me tocó vivir por primera vez en mi vida estando encamado en un quinto piso en La Raza el sismo que sucedió hace tres semanas por la noche el que francamente me aterrorizó), enojo, impaciencia y dolor producto de una cirugía para retirar un catéter de diálisis de mi cavidad peritoneal y de un procedimiento delicado pero muy doloroso de colocarme otro catéter de hemodiálisis en mi cuello.

¿Será posible poder experimentar en nuestra mente y cuerpo la bendita misericordia de Dios? Luego de 6 años y medio de haberme convertido al cristianismo, creo que SÍ; no sólo una vez sino dos veces particularmente durante los dos años que llevo como enfermo renal.

Hace dos años, Cristo Jesús se dignó salvar mi vida luego de que los médicos de ahí mismo de La Raza dijeron a mi familia que debido a la gravedad extrema en que me encontré por mi enfermedad, me desahuciaron recomendándoles prepararse para el desenlace "fatal" en cualquier momento, sin embargo, su bendita misericordia me mantuvo y me mantiene vivo a la fecha sintiéndome bien pese a saber que no estoy bien de salud.

Por otro lado, en estas pasadas dos semanas, aunque en principio no lo había captado en su total dimensión, nuevamente he recibido este mismo regalo... el paciente renal está obligado a dializarse diariamente para que el líquido de diálisis en su cavidad peritoneal elimine las toxinas de la sangre que los riñones no son capaces de filtrar; cuando me retiraron el catéter peritoneal, los médicos pensaron que tendría que someterme a hemodiálisis para cumplir el mismo propósito, sin embargo, para sorpresa de ellos, luego de múltiples tomas de sangre y estudios respectivos, encontraron que no he tenido ninguna indicación médica que haya hecho urgente que se me hiciera la hemodiálisis.

Han pasado tres semanas ya de que entré al hospital y una de que me dieron de alta y veo que me siento bien, mi presión arterial está bien, mis pies no se han inflamado además de que no ha habido ninguna otra manifestación física de que algo parezca no estar bien.

¿Puedo no sólo pensar sino concluir también que la bendita misericordia de Dios está ahí, es real y estoy viviéndola? 

Así lo creo...

¿Puedo no sólo pensar  sino desear que Dios se dignará concederme un milagro de sanidad que me levante de esta enfermedad de mis riñones y del cáncer de próstata que también "diagnosticaron" que tengo?

Así lo deseo...

Sea sólo a Dios toda la Gloria.



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